De excursión

 6. La profesión docente

Está claro que el profesorado tiene muchas funciones. Transmitir conocimientos es la más evidente, pero es sólo la punta del iceberg. Programar, evaluar(se), seguimiento personalizado, relación con las familias, coordinación con otros departamentos, construir cultura de paz, organizar actividades, innovar... y no lo digo yo, lo dice la Ley, en concreto en el artículo 91 de la LOMLOE.

Pero no todo ocurre dentro de la clase. La educación va más allá y se organizan actividades complementarias, a veces, más allá de los muros del centro educativo. 

Según un amigo danés, los colegios parecen cárceles para personas pequeñas, y es que la arquitectura, los horarios, las vallas, la disciplina y los timbres a veces recuerdan al sistema penitenciario. 

Está claro que los centros educativos están organizados de una manera precisa y sistemática porque funciona, pero tan importante es crear la rutina, como romperla. Las aulas crean un ambiente propicio para la transmisión de conocimientos y el alumnado en seguida se acostumbra al espacio, al ambiente,  a la autoridad, a lo que se espera de ellos y ellas, a los roles. 

Esperamos que los estudiantes se adapten a diferentes situaciones, piensen con creatividad e imaginación y acojan la diversidad y esto se fomenta realizando actividades diferentes, en otros espacios, aprendiendo de personas ajenas al sistema educativo, cambiando de horario... Salir de excursión o preparar el viaje de fin de curso abre la puerta a otro tipo de interacciones, experiencias y aprendizajes. Obviamente, no es necesario salir de las clases para "hacer" de otra manera, pero somos animales de costumbres y cambiar el contexto facilita un cambio de actitud.

Muchas de estas actividades complementarias contribuyen a mejorar las habilidades sociales, crear nuevos campos de interés, reforzar conceptos estudiados, generar autoconocimiento al exponerse a situaciones nuevas, reducir el sedentarismo y aumentar la motivación y participación. La parte negativa es que todo esto lleva mucho trabajo que se suma a la torre de exámenes por corregir. 

Aprovecho esta entrada para proponer una lectura de viajes, Todos los caminos están abiertos, de Annemarie Schwarzenbach, libro en el que relata su periplo junto a su amiga Ella Maillart, con la que recorrió los Balcanes, Turquía, Irán y Afganistán en un Ford mientras en Europa estallaba la Segunda Guerra Mundial, un viaje para la mente. 

Disfruten la lectura.