19. La tutora ideal
Que no recordemos a la tutora que marcó nuestras vidas quizá no esté tan mal. Supongo que mi yo pequeñita, la que se crece con los elogios y los halagos quiere pasar a la memoria de sus alumnas y alumnos como aquella tutora fantástica a cuyas clases todas querían ir. Pero otra parte de mí piensa en aquellas personas que han pasado por mi vida, sin un hueco en el muro de honor, pero que me abrieron el camino para seguir creciendo sola, o me sujetaron cuando no era tan fácil, personas a las que no recuerdo.
Para esta reflexión sobre la tutora ideal hemos Ana, Raquel y yo, hemos listado las características que creemos debería tener:
Atenta para ver las sutilezas del lenguaje, los comportamientos y las necesidades de cada alumno o alumna; para analizar de manera empática las diversas situaciones y contextos y actuar con justicia ante ellas, intentando ver la situación en su conjunto, responsabilizándose de su desempeño y sabiendo que trabaja en equipo y no por libre.
Debería saber motivar para que cada unas aproveche su potencial siendo consciente de sus limitaciones y explorando sus capacidades. Paciente, porque las cosas bien hechas llevan tiempo; creativa, para que el tiempo para que ese tiempo sea sorprendente y dé sus frutos; divertida, ¿por qué no?; accesible, porque las relaciones con personas siempre son un poco difíciles, mejor ponerlo fácil, estar dispuesta y receptiva para una comunicación en confianza y clara.
Además, os propongo un paseo por los blogs de Nuria, Celia que lo han expuesto de maneras muy diferentes y geniales.
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